miércoles, 12 de noviembre de 2008

La España verde

Esta semana proponemos una ruta por el norte de España disfrutando de sus inigualables paisajes y su copiosa gastronomía. Tópicos aparte, esos paisajes montañosos y con un verde intenso durante todo el año, son siempre un destino prioritario para escapar del mundanal ruido. Empezando por las Rías Baixas y acabando en Pamplona, más de 750 kilómetros de diversión, juerga y (si hay suerte) buen tiempo. El verano es la época perfecta para visitar el norte.

Es difícil elegir un punto de partida, sobre todo porque se tienen que desechar miles de rincones de Galicia. No obstante, nos decidiremos por las Rías Baixas y un pueblo en concreto con una amplia playa y muy bien comunicado: Sanxenxo. No muy caro y con una zona de marcha muy concurrida durante todo el año: Portonovo. Muy cerca de allí, el pintoresco pueblo pesquero de Combarro es de los más bonitos de la zona. No todo es playa y fiesta en las Rías Baixas; Pontevedra y Vigo son ejemplos de que el turismo urbano también está en alza en Galicia.



Dedicad un día a las Islas Cíes, pues se tarda apenas una hora en el ferry que sale de Vigo. Estas islas son las más grandes del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia y vigilan la entrada a la Ría de Vigo. Sus playas fueron elegidas por los lectores de The Guardian como las más bellas del mundo. Anécdotas aparte, si tuviera que elegir cinco rincones naturales imprescindibles de España, las Cíes estarían en el podium. Sólo hay una edificación aunque se puede hacer noche en el camping (eso sí, recomendamos que llevéis la comida porque en el supermercado os van a clavar). Los amantes de la buena gastronomía disfrutarán de las innumerables marisquerías de O Grove donde, si tenéis suerte veréis a las mariscadoras en plena faena.

Siguiendo la costa del Cantábrico hacia Asturias, nos sorpendió un pueblo que parecía una postal: Cudillero. Sus casas de colores encaramadas a la montaña y asomadas al puerto conforman un panorama difícil de olvidar; como difíciles de olvidar son sus cuestas que os ayudarán a fortalecer las piernas. Aquí podréis regar las buenas comilonas de fabada, cabrales o cachopos con unos culines de sidra. Cuidado porque es muy traicionera: notas sus efectos cuando te levantas de la mesa.



Cantabria daría para un artículo por sí sola. Los Picos de Europa, San Vicente o Santillana del Mar del que dicen que es el pueblo de las tres mentiras: ni es santa, ni es llana, ni tiene mar. Pero es una preciosa villa medieval quizá demasiado llena de chiringuitos y puestos turísticos.

Euskadi: campo y ciudad

Santillana está cerca del límite con Euskadi, donde sólo nos detendremos en dos grandes ciudades: Bilbao por su rica vida nocturna y San Sebastián por sus archiconocidos "pintxos". El Bilbao de hoy poco tiene que ver con aquella ciudad industrial de los 80 aunque conserva ese carácter festivo de sus días grises. Cuando cierran sus numerosos bares dos opciones muy apetecibles: el Café Antzokia y la Sala Azkena. Ambos sitios se han popularizado tanto últimamente que suelen estar demasiado llenos; si no lo están, ¡a disfrutarlos! En el casco viejo de Donosti abundan los bares con los "pintxos" más apetecibles de todo Euskadi. Eso sí, borra el concepto de la tapa gratuita con cada consumición. Los "pintxos" se pagan... y bien.

La última parada, ya alejada de la costa es Pamplona. Navarra esconde increíbles paisajes naturales que deberían ser mencionados, pero que me perdonen quienes los echen en falta pues el espacio es limitado. Conocer Pamplona en San Fermín se está convirtiendo en una peregrinación obligada para jóvenes (y no tanto) de todo el mundo. Eso hace que la ciudad viva una semana de auténtica locura no apta para los que busquen la soledad y la calma.

Después de 752 kilómetros, mucha comida, mucha sidra, mucha playa, mucha fiesta y mucha montaña ¿aún sigues pensando que donde mejor se vive de España es en el sur?

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